Trabajar como médico de familia en Madrid nunca es aburrido. En los tiempos que corren menos bajo el intenso bombardeo mediático que enmarca la crisis de la Atención Primaria y el conflicto entre pediatras y médicos con la Consejería de Sanidad. Muchos argumentan que de esta guerra depende la supervivencia del modelo, y tienen argumentos dado que el Consejero parece apostar por una “sanidad líquida” basada en enfermería y telemedicina que se aleje del actual modelo comunitario “de inspiración cubana”.
Recuerdo cuando hace años tuve que elegir especialidad tras aprobar el MIR, yo quería ser médico, en el más amplio significado de la palabra. Las posibilidades que más se ajustaban eran medicina interna y medicina de familia y me decanté por la que sin duda es la más cercana al paciente, su familia y su comunidad. Hoy el paradigma se ha erosionado tras muchos años de gestión ineficiente, falta de liderazgo, presupuestos menguantes y nulas reformas. Ningún político a nivel nacional se ha atrevido a implementar los cambios de calado que los expertos llevan tiempo pidiendo. Y con la pandemia todo explotó. Muchos médicos de primaria no han aguantado la presión y su marcha o ausencia ha recargado a los restantes hasta niveles nunca vistos. En Madrid se estima que 200.000 niños y 800.000 adultos no tienen pediatra ni médico asignado, por lo que han de ser atendidos por el resto de sus compañeros. Desde hace meses hay muchos centros de salud en situación crítica sin que ningún gestor haga nada por reforzarlos o defenderlos. Esta situación hace huir de la comunidad a los residentes que terminan su formación, lo que, junto al hecho de que un tercio de la plantilla se jubila en los próximos años, desmoraliza a los demás.
La madrileña huelga de tres meses ha puesto de manifiesto el mensaje de socorro de los facultativos a la ciudadanía, que a tenor de las masivas manifestaciones parece que ha captado el mensaje. Los que no han entendido gran cosa son los altos responsables de la política madrileña que siguen sin sentarse a negociar en serio y mantienen una posición inflexible. Quieren una sanidad líquida que permita colaboración público-privada y saben que el camino es seguir estrangulando la parte más vulnerable del sistema: sus médicos. Es verdad que la presión la sufren todos los profesionales de la sanidad pero si miramos bien las cargas de trabajo son los pediatras y médicos de familia quienes llevan mucho tiempo soportando de lejos mayor sobrecarga.
Lo que quizá no sean capaces de calcular con precisión es el número de votantes que no están de acuerdo en que no haya pediatra para sus hijos o médicos para sus mayores o para ellos mismos. Tendremos que esperar a mayo para comprobarlo.
Por mi parte he de reconocer que la actual situación genera un nivel de ruido de fondo altamente tóxico. Me resulta difícil concentrarme, estudiar, reflexionar los casos clínicos, aprender cosas nuevas e investigar. Al terminar la consulta me quedan pocas fuerzas para las necesarias labores de formación continuada y de mantenimiento profesional. Reconozco que siento miedo de que la estructura se hunda y siga dañando a más compañeros e incluso a mí mismo. No es fácil trabajar en estas condiciones. En el consultorio rural donde trabajo afortunadamente está la plantilla completa y hay muy buen ambiente. Lo valoro mucho por su importancia y excepcionalidad. Pero sigo experimentando un abismo de vulnerabilidad que los actuales responsables de gestión parecen empeorar. La sociedad se merece que quien la cuide lo haga en las mejores condiciones, mantener a los médicos agobiados, sobrecargados y agotados no es muy inteligente. Si se siguen cruzando líneas rojas muchos seguiremos marchándonos, eso lo tengo claro. También que quienes más lo sufrirán serán los de siempre. Y aquellos que tienen un seguro médico privado y deciden creer que es mejor bajar impuestos y desmontar la sanidad pública terminarán comprobando, cuando les toque, que no es oro todo lo que reluce.
The difficult dilemma of Primary Care
Working as a family doctor in Madrid is never boring. In this day and age, even less so under the intense media bombardment surrounding the crisis in primary care and the conflict between paediatricians and doctors with the Regional Ministry of Health. Many argue that the survival of the model depends on this war, and they have a point, given that the Regional Minister seems to be committed to a "liquid healthcare" based on nursing and telemedicine that moves away from the current "Cuban-inspired" community model.
I remember years ago when I had to choose a speciality after passing the MIR, I wanted to be a doctor, in the broadest sense of the word. The possibilities that best suited me were internal medicine and family medicine, and I opted for the one that is undoubtedly closest to the patient, his family and his community. Today the paradigm has eroded after many years of inefficient management, lack of leadership, dwindling budgets and no reforms. No politician at the national level has dared to implement the far-reaching changes that experts have long called for. And with the pandemic, everything exploded. Many primary care doctors have not withstood the pressure and their departure or absence has stretched the remaining doctors to unprecedented levels. In Madrid it is estimated that 200,000 children and 800,000 adults do not have a paediatrician or doctor assigned to them, so they have to be attended by the rest of their colleagues. For months there have been many health centres in a critical situation without any manager doing anything to reinforce or defend them. This situation is causing the residents who are finishing their training to flee the community, which, together with the fact that a third of the staff are retiring in the next few years, demoralises the rest.
Madrid's three-month strike has underlined the doctors' message of relief to the public, who seem to have got the message from the massive demonstrations. Those who have not understood much are Madrid's top politicians, who still have not sat down to negotiate seriously and maintain an inflexible position. They want a liquid healthcare system that allows for public-private collaboration and they know that the way forward is to continue to strangle the most vulnerable part of the system: its doctors. It is true that all healthcare professionals are under pressure, but if we take a good look at the workloads, it is the paediatricians and family doctors who have been bearing the brunt of by far the heaviest burden for a long time.
What they may not be able to calculate accurately is the number of voters who do not agree that there should be no paediatricians for their children or doctors for their elders or for themselves. We will have to wait until May to find out.
For my part, I have to admit that the current situation generates a highly toxic level of background noise. I find it difficult to concentrate, to study, to reflect on clinical cases, to learn new things and to do research. At the end of the practice I have little strength left for the necessary continuing education and professional maintenance. I admit that I am afraid that the structure will collapse and continue to harm more colleagues and even myself. It is not easy to work under these conditions. In the rural clinic where I work, fortunately the staff is complete and the atmosphere is very good. I value it very much for its importance and exceptionality. But I still experience an abyss of vulnerability that the current management seems to be making worse. Society deserves to be cared for in the best possible conditions; keeping doctors overburdened, overworked and overworked is not very smart. If red lines continue to be crossed, many of us will continue to leave, that much is clear to me. It is also clear to me that those who will suffer the most will be the usual ones. And those who have private health insurance and decide to believe that it is better to lower taxes and dismantle public health care will end up finding, when it is their turn, that all that glitters is not gold.
初级保健的艰难困境
机器翻译,抱歉有错误。
在马德里从事家庭医生的工作从来都不无聊。在这个时代,在媒体围绕初级保健危机以及儿科医生和医生与地区卫生部之间的冲突的密集轰炸下,更是如此。许多人认为,这种模式的生存取决于这场战争,他们说得很有道理,因为地区部长似乎致力于以护理和远程医疗为基础的 "液体医疗",摆脱目前 "受古巴启发的 "社区模式。
我记得多年前,当我通过MIR考试后必须选择专业时,我想成为一名医生,在最广泛的意义上。最适合我的可能性是内科和家庭医学,我选择了无疑是最接近病人、其家庭和社区的那一种。今天,在多年的低效管理、缺乏领导、预算减少和没有改革之后,这种模式已经被侵蚀。没有一个国家层面的政治家敢于实施专家们长期呼吁的具有深远意义的改革。而随着大流行病的发生,一切都爆发了。许多初级保健医生没有承受住压力,他们的离开或缺席使剩下的医生的工作压力达到了前所未有的程度。在马德里,估计有20万名儿童和80万名成人没有被指派给他们的儿科医生或医生,因此他们不得不由其他同事照顾。几个月来,有许多医疗中心处于危急状态,没有任何管理者做任何事情来加强或保护它们。这种情况导致正在完成培训的居民逃离社区,再加上三分之一的工作人员将在未来几年内退休的事实,使其他人士气低落。
马德里为期三个月的罢工强调了医生对公众的救济信息,公众似乎已经从大规模的示威活动中得到了信息。那些没有明白多少的人是马德里的高层政治家,他们仍然没有坐下来认真谈判,保持着僵硬的立场。他们想要一个允许公私合作的流动医疗系统,他们知道前进的道路是继续扼杀系统中最脆弱的部分:其医生。诚然,所有的卫生专业人员都面临着压力,但如果我们仔细观察一下工作量,长期以来首当其冲的是儿科医生和家庭医生。
他们可能无法准确计算的是,有多少选民不同意他们的孩子不应该有儿科医生,他们的长辈或自己不应该有医生。我们将不得不等到5月才能知道
http://dlvr.it/Sjpyd1
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