En los tiempos de la comida basura, mientras los cuerpos aumentaban de peso sometidos a una epidemia silenciosa que los maltrataba y convertía en enfermos crónicos, sin salvación posible, una sombra se cernía sobre la humanidad. Los gobernantes invisibles hacía tiempo que urdían un plan. Dado que la estulticia crecía sin freno a la par que la voracidad generalizada decidieron aumentar la oferta de contenidos ofrecidos por todo tipo de canales de forma gratuita o a cambio de datos personales, el nuevo patrón oro.
El efecto de la avalancha de información basura fue la universalización de la obesidad mental, un fenómeno invisible pero más deletéreo que el que llevaba tiempo aumentando las tallas de ropa de sus portadores. Para llevar adelante este proyecto se introdujeron pantallas en todos los medios de transporte, estaciones, tiendas, centros comerciales, calles, y demás espacios públicos, como complemento de las pantallas personales y portátiles que cada vez ofrecían más datos obligando a sus dueños a consultarlas a la menor oportunidad. El silencio y el aburrimiento desaparecieron. En cada cola, trayecto en transporte, pequeña espera, receso, visita al cuarto de baño, reunión, comida, clase o cualesquiera situación, el usuario sacaba su teléfono móvil y consultaba sus redes sociales, programa de mensajería o su correo electrónico. El picoteo de información desde que sale el sol hasta el ocaso alimentaba la desazón, los deseos y la frustración del usuario, obligándolo a tragar más cantidad con miras a distraerse o aliviarse. La pendiente resbaladiza estaba servida.
La delgadez mental que reinó durante siglos fue destronada por la nueva pandemia que convirtió en inmensos globos a cada ciudadano. El exceso de gases mentales acarreaba dolores y molestias a la par que mal olientes ventosidades que el personal aireaba en sus redes. El mundo empezó a apestar. A pesar de los inconvenientes la situación se consentía dado que un obeso mental consume prácticamente el doble y protesta la mitad.
Aquellos que diagnosticaron la situación fueron ninguneados, la toma de conciencia no era para nada conveniente. Y en estas estamos, si este texto ha llegado a sus manos recuerde que ha sido escrito por un autor desconocido.
Mental obesity
In the days of junk food, while bodies were gaining weight under a silent epidemic that abused them and made them chronically ill, with no possible salvation, a shadow loomed over humanity. The invisible rulers had long been hatching a plan. As stupidity grew unchecked in tandem with widespread voracity, they decided to increase the supply of content offered by all kinds of channels for free or in exchange for personal data, the new gold standard.
The effect of the avalanche of junk information was the universalisation of mental obesity, an invisible but more deleterious phenomenon than the one that had long been increasing the clothing sizes of its wearers. To carry out this project, screens were introduced in transports, stations, shops, streets and other public spaces, as a complement to the personal and portable screens that offered more and more data, forcing their owners to consult them at the slightest opportunity. Silence and boredom disappeared. In every queue, transport journey, short wait, break, bathroom visit, meeting, lunch, class or any situation, the user took out their mobile phone and checked their social networks, messaging programme or email. The pecking of information from sunrise to sunset fed the user's unease, desires and frustration, forcing them to swallow more in an attempt to distract or relieve themselves. The slippery slope was served.
The mental thinness that reigned for centuries was dethroned by the new pandemic that turned every citizen into huge balloons. The excess of mental gas brought aches and pains as well as foul-smelling wind that the staff aired in their nets. The world began to stink. In spite of the inconvenience, the situation was tolerated since a mentally obese person consumes almost twice as much and protests half as much.
Those who diagnosed the situation were ignored, the awareness was not at all convenient. And so here we are, if this text has reached your hands, remember that it was written by an unknown author.
精神性肥胖症
机器翻译,原谅错误。
在垃圾食品的时代,当身体在一种无声的流行病下发胖,虐待他们并使他们长期患病,没有可能得到救赎时,一个阴影笼罩着人类。隐形的统治者早就在酝酿一个计划。随着愚蠢的行为与普遍的贪婪同步增长,他们决定增加各种渠道提供的免费或以个人数据为交换条件的内容供应,这是新的黄金标准。
垃圾信息雪崩的影响是精神肥胖症的普遍化,这是一种看不见的但比长期以来增加穿衣者的衣服尺寸更有害的现象。为了实施这个项目,所有的交通工具、车站、商店、购物中心、街道和其他公共场所都引入了屏幕,作为个人和便携式屏幕的补充,这些屏幕提供了越来越多的数据,迫使它们的主人一有机会就去查阅。沉默和无聊的气氛消失了。在每一次排队、交通旅行、短暂的等待、休息、上厕所、会议、午餐、上课或任何情况下,用户都会拿出手机,查看他们的社交网络、消息程序或电子邮件。从日出到日落的信息啄食,滋长了用户的不安、欲望和挫败感,迫使他们吞下更多的东西,试图转移注意力或缓解自己的情绪。滑坡的问题得到了解决。
统治了几个世纪的精神瘦弱被新的大流行病所废黜,它把每个公民都变成了巨大的气球。过多的精神气体带来了酸痛以及恶臭的风,工作人员在他们的网子里晾晒。世界开始发臭。尽管有诸多不便,但考虑到精神上的肥胖者的消费几乎是其两倍,抗议也是其一半,这种情况还是被容忍了。
那些诊断情况的人被忽视了,认识上一点都不方便。所以我们在这里,如果这段文字到了你的手中,请记住它是由一个未知的作者写的。
http://dlvr.it/SNG9cY
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