Michelle Kingdom, Duties of gossamer, 2015.
Lo peor para mí de este tiempo de pandemia está siendo el ruido de fondo. Ese chapapote invisible pero oscuro y pegajoso que termina adherido al ánimo y al alma. Han sido muchas las jornadas con suave despertar que terminaron yéndome a la cama cubierto de ese alquitrán mezcla de miedo, nausea y fatiga.
En los primeros meses me tocó hacer el duelo de la primera ola con la mitad de los ancianos de las residencias de nuestro pueblo en el cementerio y nosotros atendiendo al personal cubiertos con bolsas de basura. En la sexta ola padecer una sobrecarga máxima aderezada con lluvia de bajas laborales que terminaron de certificar la muerte de la Atención Primaria y el nuevo duelo consiguiente.
A mi alrededor la mayoría de compañeros de fatigas sobreviven como pueden en este maremagno sin terminar de darse cuenta de que el sistema sanitario es ya una institución zombi que no podrá ser reanimada si no se aplican medidas extremas que ningún político se atreverá a tomar.
Por eso la clara prioridad en este momento sería volver a encontrar sentido tras el Tsunami que ha terminado de arrasar la sanidad. Sentido para seguir atendiendo a la gente. Sentido para poder curar las heridas y aceptar las cicatrices que cada sanitario se ha ganado. Sentido para aprender a relacionarnos con una institución que nos ha maltratado y lo seguirá haciendo.
Nadie está hablando de sentido en el mundo sanitario. Se habla de si tal tenista no se vacuna o de si hay que tomar tal o cual medida, de lo mal que lo hace tal político o lo terrible que lo hace tal otro. Pero no miramos el problema a la cara. ¿Sigue teniendo sentido trabajar como profesional sanitario? ¿Tiene sentido una sanidad zombi? ¿Tiene sentido seguir maltratando a los sanitarios?
Como la filosofía se ha retirado de los planes de estudio y la religión prácticamente también, será difícil que el personal consiga alguna agarradera de calidad fuera de sus contertulios e influencers de cabecera. Pero me temo que ni Ibai Llanos, ni Terelu, ni Belén Esteban tienen el empaque de Platón, Séneca o Shopenhauer.
Por eso me apena que en el medio sanitario sigamos perdidos como pollo sin cabeza tratando de resolver el nudo Gordiano de la reforma del sistema sabiendo que más que una solución política lo que necesitamos es una nueva visión filosófica que nos permita priorizar, ordenar, potenciar y desmontar de forma armónica.
Mi propuesta sería alejarnos un poco de ese ruido que nos rodea, de los titulares agresivos, de las incesantes búsquedas de polémicas de unos y otros, de los debates estériles. Acercarnos al silencio y si es posible un poco a la reflexión, y desde allí tratar de ordenar valores y prioridades personales que podamos compartir con familia y allegados en nuestros equipos de trabajo. No se trata de armar una revolución sino de tratar de ver con claridad y comprender que tanto nuestras instituciones como nosotros precisamos adaptarnos a un mundo cambiante que ya no es el de cuando éramos estudiantes. El sentido se esconde en ese silencio, en lo cotidiano, en lo verdaderamente importante. Rescatémoslo, nadie lo va a hacer por nosotros.
Foto: Emilio Moneratti.
Health professionals in search of meaning.
The worst side of this pandemic time is the background noise. That invisible but dark and sticky tar that ends up sticking to the spirit and the soul. There have been many days of gentle awakening that ended with me going to bed covered in that tarry mixture of fear, nausea and fatigue.
In the first months I had to mourn the first wave with half of the elderly people in our town's homes in the cemetery and us attending to the patients covered with rubbish bags. In the sixth wave, we suffered a maximum overload with a rain of sick leave that ended up certifying the death of Primary Care and the consequent new mourning.
Around me, the majority of my fellow workers are surviving as best they can in this sea of confusion without fully realising that the health system is already a zombie institution that cannot be revived unless extreme measures are applied that no politician will dare to take.
That is why the clear priority at the moment would be to find meaning again after the Tsunami that has devastated the health system. Sense in order to continue caring for people. Sense to be able to heal the wounds and accept the scars that each health worker has earned. Sense to learn to relate to an institution that has mistreated us and will continue to do so.
No one is talking about meaning in the healthcare world. We talk about whether such and such a tennis player should not be vaccinated or whether such and such a measure should be taken, about how badly such and such a politician is doing it or how terrible the oposite politician is doing it. But we don't look streight to the problem. Does it still make sense to work as a health professional? Does it make sense to have a zombie health system? Does it make sense to continue mistreating health professionals?
As philosophy has been withdrawn from the curriculum and religion practically too, it will be difficult for ordinary people to get any quality grips outside of their usual talking heads and influencers. But I fear that neither Casey Neistan nor Rihana have the same quality as Plato, Seneca or Shopenhauer.
That is why it saddens me that in the health sector we are still lost like a headless chicken trying to solve the Gordian knot of system reform, knowing that more than a political solution, what we need is a new philosophical vision that allows us to prioritise, order, strengthen and dismantle in a harmonious way.
My proposal would be to move away from the noise that surrounds us, from the aggressive headlines, from the incessant search for polemics, from the sterile debates. We should move towards silence and, if possible, a little reflection, and from there try to order personal values and priorities that we can share with our family and friends in our work teams. It is not a question of creating a revolution but of trying to see clearly and understand that both our institutions and ourselves need to adapt to a changing world that is no longer the same as when we were students. The meaning is hidden in that silence, in the everyday, in what is really important. Let's rescue it, no one is going to do it for us.
寻找意义的卫生专业人员。
自动翻译,抱歉有错误。
这个大流行的时代最糟糕的一面是背景噪音。那看不见的但黑暗而粘稠的焦油,最终会粘在精神和灵魂上。有许多天,我温柔地醒来,最后却被那种恐惧、恶心和疲劳的焦油混合物所覆盖而上床。
在最初的几个月里,我不得不哀悼第一波,我们镇上一半的老人家都在墓地里,而我们则用垃圾袋覆盖着为病人服务。在第六次浪潮中,我们遭受了最大限度的超负荷,病假雨,最终证明了初级保健的死亡和随之而来的新的哀悼。
在我周围,我的大多数同事都在这片混乱的海洋中尽力生存,却没有充分意识到卫生系统已经是一个僵尸机构,除非采取任何政治家都不敢采取的极端措施,否则无法恢复。
这就是为什么目前的当务之急是在摧毁卫生系统的海啸之后,重新找到意义。有了意义才能继续为人们提供关怀。理智是为了能够愈合伤口,接受每个卫生工作者赢得的伤疤。要学会与一个曾经虐待我们并将继续虐待我们的机构建立联系,就要有理智。
在医疗卫生界,没有人在谈论意义。我们谈论这样的网球运动员是否不应该接种疫苗,或者是否应该采取这样的措施,谈论这样的政治家做得多么糟糕,或者相反的政治家做得多么糟糕。但我们并没有直面问题。作为一个卫生专业人员工作还有意义吗?拥有一个僵尸式的卫生系统有意义吗?继续虐待卫生专业人员有意义吗?
由于哲学已经从课程中撤出,宗教实际上也是如此,普通人将很难在他们通常的谈话者和影响者之外获得任何高质量的掌握。但我担心,无论是凯西-尼斯坦还是里哈纳,都没有柏拉图、塞内加或肖本豪尔那样的品质。
这就是为什么我很难过,在卫生部门,我们仍然像一只无头鸡一样迷茫,试图解决系统改革的戈尔迪之结,要知道比起政治解决方案,我们更需要的是一种新的哲学视野,让我们能够以一种和谐的方式来确定优先次序、秩序、加强和拆除。
我的建议是远离围绕我们的噪音,远离咄咄逼人的头条新闻,远离不断寻求论战,远离毫无生气的辩论。我们应该走向沉默,如果可能的话,进行一点反思,并从那里尝试安排个人的价值观和优先事项,我们可以在我们的工作团队中与家人和朋友分享。这不是一个创造革命的问题,而是努力看清并理解我们的机构和我们自己都需要适应一个不断变化的世界,这个世界已经不再是我们当年的世界了。
http://dlvr.it/SHMRDQ
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